sábado, 2 de julio de 2016

Los juicios

                                                                 
Hace algunas semanas cayó en mis manos un pequeño texto cuya procedencia desconozco, y me hizo reflexionar acerca de la "pobreza" humana cuando enjuiciamos al otro sin saber lo concreto e inmediato de su vida. La advertencia dice lo siguiente:

"No hables de lo que no viste, ni condenes lo que tú no has sentido. Cada uno sabe el dolor que carga, el peso que lleva, la dificultad que pasa y las luchas que enfrenta. Todos tenemos nuestra propia historia de vida que no merece ser juzgada por quien no la vivió ni la conoce..." 

Como decía Ortega nos cuesta reconocer que cada persona es ella y sus "circunstancias". Desconocer que cada ser tiene su propia condición y no la que nosotros queremos exigirle, es a mi juicio,  una falta de compasión y amor hacia el otro. Nada hay tan miserable como empequeñecer el mundo de los demás por medio de nuestras ignorancias, manías y cegueras. El "juicio" nos lleva con frecuencia  a disminuir la realidad, suprimiendo y desgajando imaginariamente la esencia de un ser. Quizá porque nos negamos a reconocer la dimensión de profundidad del otro, dejándonos influenciar por las impresiones que nos producen. 
Mientras nosotros perdemos el tiempo en enjuiciarnos, la naturaleza con su sabiduría se abraza...





 Fotos Ardilla