"En honor a todos los que como Ayodobe dejaron su país en busca de un horizonte nuevo y una esperanza"
"In honour of all those like Ayodebe left their country in search of a new horizon and new hope"
“Partió del
horror que le producía su lugar de nacimiento. Como cualquier criatura humana
que encontrara una oportunidad, luchó sin adormecerse en su desesperación por
encontrar nuevos horizontes. No se resignaba en su disputa diaria por la
supervivencia. Ello le hacía encontrar una esperanza nueva, que la llevara a un
cambio... ¡Sí!. Aquel sueño podría ser
real para ella y su hijo... ¿por qué no?
Mientras tanto, como cada
día, intentaba encontrar refugio en sus quehaceres que servirían de estímulo a sus ilusiones -eran más que un
rayo de luz a sus anhelos -. Por ello,
y sin darse por vencida, se acercó una
vez más, como cada día, a la ventanilla
del vehículo y con una amplia sonrisa preguntó - ¿necesita pañuelos? - Después de unos segundos, la respuesta no
se hizo esperar y repliqué - no, no,
gracias-. Pero ella en su empeño por redimir el desengaño y aferrándose a la
ilusión respondió; Pero... ¡oiga, por
favor! ... yo necesito comer,.. ¿no lo
entiende?... y, y... juntas podemos darle una oportunidad a mi esperanza...”
Este
pequeño relato de Ayodebe, son sólo un
ejemplo de los miles de gritos de esperanza que nos llegan desde la otra
orilla. Son los ecos de una marea humana procedente de la “cuna” de nuestra
especie a la que se le pretende poner barreras; es el ejemplo de esa “otredad”
que teje nuestro mundo y por el que merece la pena luchar.
Ayodebe, como otros muchos, es
la herencia del árido y desmesurado colonialismo imperialismo y neocolonialismo
europeo, que sometió, dividió y repartió al continente africano. ¡Sobrados
íbamos de superioridad! Los “otros” eran razas inferiores a las que había que
subyugar y civilizar.
África supuso el gran enclave
estratégico en el camino hacia la india, y se convertiría, en el nuevo centro
suministrador de materias primas y mano de obra barata.
Sometimos a gran parte del
continente africano a una potencia extranjera; la europea. Como aves de rapiña
Portugueses, holandeses; franceses y belgas; alemanes; ingleses y españoles, en
mayor o menor medida, peleamos y comimos del rico pastel natural.
Ignoramos formaciones políticas,
sociales, étnicas y religiosas. Nuestro etnocentrismo e ignorancia equívoca, nos
llevó a clasificar bajo una misma especie a toda la población del rico
continente; todos melánidos. Obviamos el mosaico antropológico y la
idiosincrasia étnica repartida por su extensa geografía. Así pues, además de
esclavizar a la población, fuimos
trazando fronteras artificiales sobre papel, respondiendo igualmente por
caprichosas líneas geométricas; separando y destruyendo los enclaves autóctonos
sin interesarnos por sus diferentes tribus y etnias. No nos movían más que
nuestros propios intereses; necesitábamos territorios bien comunicados, con
salidas marítimas que abastecieran los mercados y las necesidades de una sociedad
cada vez más industrializada y capitalista.
A cambio, les dejamos nuestra herencia descolonizadora; un
continente en su mayoría fragmentado en manos de gobiernos autoritarios,
oligárquicos. Dependientes y auspiciados por extranjeros; multinacionales o dirigentes
sátrapas. Herederos, estos últimos, de los nuevos estados africanos, que
protagonizan genocidios, como los de Ruanda;
crisis como la región de los grandes Lagos, guerras civiles como la de
Sierra Leona, más guerras civiles y luchas por la extracción de otro mineral
importante como el “Coltán o Columbita” del Congo. El valioso y codiciado
mineral es utilizado para gran parte de dispositivos electrónicos; llámese
condensadores, móviles, ordenadores, microchips, baterías.
Y todavía hablamos de Pacto Internacional
de Derechos Económicos Sociales y Culturales en cuya parte primera; art 1.-2
dice que: “ Para el logro de sus fines, todos los pueblos pueden disponer
libremente de sus riquezas y recursos naturales. En ningún caso podrá
privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia”
La paradoja: África es rica
en recursos naturales y su población, en extrema pobreza, busca nuevos
horizontes y “esperanza”. La población africana tiene hambre, y el hambre
y la miseria no saben de fronteras.
Cómo decía Diógenes de Enoanda: “Las varias divisiones de la tierra, dan a
cada pueblo una patria distinta. Pero el mundo habitado ofrece a todos los hombres
capaces de amistad una sola cosa común: La tierra”
Ardilla
Texto: Ardilla
Texto: Ardilla
Gracias por visitarme en mi sitio, un placer para mi.
ResponderEliminarUn beso grande.
Gracias a tí también por estar y compartir conmigo este espacio.
EliminarAbrazos
Muy interesante Loly. Es terrible lo que ocurre aún en África y la hipocresía que gastan los gobernantes europeos. Deberían pensar que de aquellos barros estos lodos, y que las cosas no se arreglan diciendo que tienen hambre y enviando un cargamento ¿De qué? De alimentos que ellos ni quieren ni conocen, pero que les da salida a los productos europeos. En fin, ahora en Navidad nos cansaremos de ver lo mal que están todos esos países, antiguas colonias, y lo bien que vivimos en occidente.
ResponderEliminarAparte de eso, el escrito está impecable. Un abrazo de amiga.
Pues si que hay mucha hipocresía y dejadez por parte de todos; dirigentes políticos y de nosotros. La mayoría miramos para otro lado, nos incomodan su presencia y no nos damos cuenta de que no están aquí por gusto. Pienso que huyen del hambre, la miseria y sobre todo de las guerras internas que mantienen, muchas de ellas, alimentadas y apoyadas por países externos.
EliminarLa mayoría de estos inmigrantes atraviesan grandes distancias con la "esperanza" puesta en un mundo mejor. Ponen en peligro lo único que les queda; la vida, la mayoría pagan a las "mafias" el "módico precio" de 1400 euros para viajar en un cayuco o zodiac, y si todo sale bien y no se quedan en el intento, cuando llegan a tierra firme empieza su adaptción, pero lo que más perpleja me deja es que la mayoría no deja de sonreír.
Perdona mi tardanza, he estado un tiempo fuera y desconectada. Abrazos
Gracias.
ResponderEliminarEstaremos en contacto como tú y donde tú quieras. En mi blog veo primero los comentarios y los publico o no en función de su naturaleza privada o pública. Es un buen lugar para ampliar esas gracias y para comunicarme contigo y sólo contigo. Tu gesto me ha impresionado y ten por cierto que no cejaré hasta que mis convicciones sean admitidas por la ciencia oficial. No era necesario que me transmitieras tanta fuerza, pero siempre viene bien un pequeño empujoncito. Gracias de nuevo y elige entre un cordial saludo, un fuerte abrazo o un beso. Tú misma.
ResponderEliminarSr. Santiago su labor para con los demás merece colaboración, sobre todo cuando hay niños de por medio. Todos somos importantes, pero ellos, los niños, merecen lo mejor.
EliminarSiento no haber contestado antes. Abrazo virtual.
Dos abrazos virtuales para ti. Uno mío y otro de Miguel Ángel. Y no me llames Sr., por favor. Con ser Santiago tengo bastante. Un ser humano más, como tú y como el resto de los que poblamos el planeta. Si persistes en llamármelo, serás tú a partir de entonces Sra. Ardilla. Es probable que te guste, a mi no. ¿Qué tal el habitat natural de tus congéneres de rama en rama? Hasta pronto, Sra. Ardilla.
EliminarUn abrazo y mucho cariño para Miguel Ángel. Se merece todo.
EliminarLoli como te prometi sacaria tiempo para leerlo y uffff a merecido la pena.¡ Que reflexion tan interesante! Me ha gustado mucho y la proxima vez que vea a alguien d otro pais pidiendo no subire la ventanilla del coche y dire que pasado. Si no que me acordare y pensare en todo lo que han dejado atras por estar aqui. Besitos
ResponderEliminarQue sorpresa verte por aquí. Me alegra que te guste la reflexión, creo que entre todos podemos hacer mucho y no sólo en el plano material, sino también escuchando. Son seres humanos que huyen de la guerra y la miseria que esta genera. Atraviesan muchos kilómetros y sortean muchos peligros para llegar a manos de sus "verdugos" que por el precio de unos 1200-1400 euros los transportan como "fardos" bien prensados hasta tierra firme. Allí comienzan otra etapa siempre con la "esperanza" de que encontrarán algo mejor. Si te fijas en ellos, por regla general, casi siempre te reciben con una sonrisa, algo que a nosotros nos cuesta regalar.
EliminarUn abrazo y perdona que por mi tardanza.
Muy interesante entrada por la calidad reflexiva. Me deja pensando. Felicitaciones de la Sociedad Argentina de Escritores Filial Villa María- Córdoba
ResponderEliminarMuchas gracias por participar en este espacio. Es un tema que me interesa. Pienso que hemos cometido muchos errores con todo aquel que nos parecía inferior y lo peor de todo es que no hemos avanzado mucho porque no interesaba. Pienso que se podrían evitar muchas cosas en el mundo si además de medios se pusiera voluntad y ganas, pero el hombre es el peor enemigo para su especie; un depredador. Por eso y como dice la canción de Roberto Carlos "Yo quisiera ser civilizado como los animales"
ResponderEliminarAbrazos y gracias por participar.
¿Los animales son civilizados? Me dejas de piedra, ardilla. ¿Dónde está la "cives" o ciudad en la que viven? Ya te digo, de piedra. Otra metáfora y van... Con mi cordialidad más absoluta.
EliminarSí Sr. Santiago. A veces, estos animales, se comportan mejor dentro de su “habitat natural” que los "primates superiores". Mi comparación no es vana. Pienso que algunos humanos actúan como verdaderos animales irracionales, con unas pautas de conducta y comportamiento rígidas y estereotipadas. No aprendemos, sálvese quien pueda" de los errores, por lo que la razón, algunas veces y en ciertos individuos, queda anulada. ¿Y sabe por qué? o por lo menos es lo que yo creo, pues por un exceso de "autoritas y potestas" que colocan a ciertos individuos en posición preeminente o de supremacía respecto a los demás, considerándolos inferiores. Por ello pienso que algunos animales irracionales, son más “nobles y fieles” para con los de su especie, que nosotros. De ahí mi expresión.
EliminarGracias por mirar con lupa todo lo que escribo. Saludos cordiales
Tú pides nobleza y fidelidad a los seres humanos. Haces bien, sobre todo si tú eres la primera que cumples con ello y que predicas con el ejemplo. Yo no voy tan lejos como tú. Simplemente, ayudo a quien no tiene quien le ayude. El resto de los homínidos se comportarán como les dé la real gana. Y no voy a ser yo quien se lo eche en cara. Esta sociedad, querida amiga, funciona muy bien gracias a que está basada en el egoísmo. El problema es que algunos seres humanos se quedan al margen cuando no pueden afrontar sus problemas. Mi único consejo, no pedido y por tanto totalmente fuera de contexto (perdóname por ello), es que no "pienses" tanto y conozcas más la realidad real de lo que hablas o comentas. Vive un cierto tiempo en el "habitat natural" de los animales que tú desees, vive con ellos, comparte con ellos lo que tú quieras, u obsérvalos sólo (leones, tigres, hormigas, escarabajos, ratas, vacas, tejones, castores, ornitorrincos o delfines, por ejemplo) y tras ese breve tiempo tendrás elementos de juicio para opinar. Mientras tanto, son sólo pensamientos tuyos, no la realidad real. Los documentales de la tele no me valen. Son fragmentarios, inconexos, oportunistas y beneficiosos para los caudales de la tele que sea, no son reales. En cuanto a la autoritas y la potestas, son conceptos de la filosofía tomista, ya periclitados y más viejos que la tarara. Además, sirven de fundamento para el poder político y legitiman la opresión de unos seres humanos a otros. En consecuencia, habla de lo que has conocido realmente, no de lo que te han contado otros. Entonces, acertarás. Sé crítica a tope y no te fíes de nadie, de mí menos. Sabes que te comprendo y que te admiro y que seguiré mirando con lupa lo que tú quieras que mire. Como siempre, con mi cordialidad más absoluta.
ResponderEliminarBuen ejemplo Santiago; ayudar a quien no tiene ni "posibles" ni nadie quien le eche una mano. Ya somos más los que luchamos por causas comunes. No sé en que se funda para pensar que desconozco la realidad. Es mucho aventurar ¿no cree? Alguna que otra vez tropiezo con "fieras corrupias" y no precisamente delante de una pantalla.
ResponderEliminarPienso y opino como el resto de los humanos ni más ni menos. Tomista o no lo único que sé es que hemos evolucionado poco para ser racionales. Seguimos anclados y sujetos al poder y a la autoridad de unos cuantos como títeres. Y por supuesto que somos egoístas, mediocres y pasamos de muchas cosas. Pero siempre se puede cambiar o por lo menos esa es mi esperanza. Mientras tanto yo seguiré aportando mis ideas para todo aquel que quiera compartir. Afortunadamente quedan mucha gente
"G U E N A" - lo siento por la expresión- en el mundo que merece todo mi respeto y mi afecto. Ellos se merecen lo mejor.
Además de escritor y conferenciante ¿es profesor?... Un cordial saludo
No importa lo que uno "es", sino lo que uno hace. ¿Qué es eso de GUENA? No te entiendo. Y eso de que tú aportas ideas, lo siento, pero te infravaloras. Aportar ideas resulta insignificante, lo hace cualquiera, y además no sirve para nada. Hay que aportar, como tú lo haces, acciones, participaciones, obligaciones. Eso es lo que cuenta, enfangarse en la realidad real, no pontificar desde la distancia o desde la idealización de la realidad. Es muy dura la vida para muchos seres humanos y hay que bajar a la alcantarilla que sea, conocer el "habitat natural" de esos seres sufrientes y dolientes, vivir al menos quince minutos a su lado, tocar su piel, rascarse el bolsillo para ayudarlos, hablar de sus dificultades, de sus necesidades, conocerlos profundamente, en definitiva. Y luego, seguir en contacto con ellos, y compartir su presente y su futuro, estar ahí para cuando te necesiten. Es decir, todo lo contrario a lo que hacen los idealistas. Yo soy materialista, ateo y teórico cuando escribo, pero práctico cuando actúo. Sin actuación, sin mancharse las manos, lo demás no me interesa. Salvo tú, que me mereces demasiado respeto como para dejar sin contestación a tu pregunta. No soy profesor de nada ni de nadie. Soy como soy. Santiago, simplemente.
ResponderEliminarSantiago la expresión "Guena" en el argot popular de mi tierra, Andalucía, se utiliza para decir a alguien que es "bueno" que es auténtico y que merece la pena. De ahí la expresión: "¡Viva mi gente guena!".
ResponderEliminarComo bien dice no bastan las ideas sino las ganas de llevar las ideas a buen término. Y sí que todos podemos hacer muchas pequeñas cosas, sólo hay que querer.
Es igual que el arqueólogo o el antropólogo que pretende hacer el trabajo de campo desde la mesa de un despacho y sobre plano. Tendrá mucha teoría, pero nunca sabrá realmente lo que de verdadero hay y no prodrá actuar en consecuencia.
Gracias por ser como es y actuar como lo hace para con los demás.
Se escribe Güena, con diéresis, si no lo haces así yo leo guena (gena) y no me entero. Respecto al resto de tus palabras, perdona que te corrija. No quiero ganas, no quiero que podamos hacer, no quiero que pretendamos algo, sí quiero mucha teoría, no quiero poder actuar. Quiero hacer ya lo que haya que hacer, apoyarse en el ese bagaje teórico y hacerlo ya. La acción te enseña, la teoría te limita y la realidad pone a cada uno en su sitio. Fuera de lo real, la nada, la ensoñación, la tontería. Gracias a ti.
ResponderEliminarUna vez hecha la corrección, algo que le agradezco; sigo viendo que hay mucha "gente güena" dando la cara y actuando por los demás.
EliminarComo tú. Corto y cierro.
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