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El mundo entero se ha parado. El presente y el futuro se deshacen ante la inestable y gigantesca estructura social. La ausencia de prisas y ruidos me provocan inquietud. Ahora la inquietud reposa sobra la incertidumbre y la crisis muestra sus entrañas a la humanidad. Ahora nada parece tan poderoso. La vida, tan llena de certezas se ha detenido dejando entrever su vulnerabilidad. Ya nada fluye al ritmo acelerado de cuando todo parecía estable aun siendo pasajero y efímero. Todo parece perdido, sin referencia ni asideros a los que agarrarse. Ahora estamos desnudos y el hombre se avergüenza de su desnudez, se siente desamparado y solo. La humanidad tiene miedo a la crisis sin pensar que puede ser una oportunidad para emprender un camino diferente.
Lloro por lo que fluye, levanto la vista y agradezco que hay una puerta abierta, un nuevo camino por descubrir. Me siento fuerte para resistir el nuevo ahora.
Ardilla