Me asomo a la vida desde el gran balcón del mundo y observo con atención la otredad y la urdimbre de este telar llamado orbe.
(Ardilla)
"I peer out life from the big balcony of the world and I observe with eagerness the Otherness and the warp of this called orb.
Las pasadas navidades
tuve la venturosa oportunidad de vivir unos momentos únicos e inolvidables. Mi
experiencia se produjo al asistir a una de las muchas representaciones que se hacen
con motivo de las fiestas navideñas.
La representación iba
dedicada a personas “muy especiales” y cuando digo muy especiales no me refiero
por su discapacidad, que sí que la tenían; eran niños sordomudos y ciegos. Me
refería a la capacidad de los allí concentrados, esa “gente especial” que junto
a los niños pusieron LUZ y ALEGRÍA al evento.
Los rostros de muchos
reflejaban alegría y gratitud. Se respiraba afán colectivo de superación. Juntos;
familiares y monitores, estaban concentrados en vivir cada momento con el
anhelo y el reto de no rendirse. A pesar de las dificultades, allí no faltó la
comunicación. El desafío, desde mi punto de vista, no fue vencer los obstáculos
ya que éstos se salvaron a través del lenguaje signado; el gesto o el tacto.
El desafío para mí fue entender lo que allí
sucedía. Si realmente apreciáramos el mundo tal y cómo es, descubriríamos que
la vida nos desafía con sus misterios; quizá nos interroga o nos propone
continuamente actuar, intervenir para cambiarla de la mejor manera que podamos.
El reto estará, en que por muy ardua que sea la situación, la vida prosiga con
fuerza; y ya que se nos presenta con todos sus rostros lo difícil, lo agradable
y lo misterioso, pongámonos en sintonía con los propósitos de la vida y
entonces quizás, veamos la LUZ.
Luz que renace cada
mañana con los primeros resplandores del alba. Luz de la aurora, que nos invita
con sus rayos a despertar los sentidos y a elevar nuestra mirada hasta los
confines del horizonte. ¡Qué generosa! ¡Oh luz! que iluminas al mundo con tu
resplandor y conviertes tus rayos en esperanza. Pero mira, seguimos dormidos;
nuestros ojos entornados, nos limitan la visión y sólo percibimos un pequeño
espacio.Pero existe otra manera de ver.
¡Ve!. Una vez al menos, mira de otra manera. ¡Ve!, aprende a mirar con claridad y no digas que no
hay LUZ.
Jugaba con lo más valioso de su vida sin
percatarse de lo efímero e inmaterial que era.
Por más que quería desviar su trayectoria, él seguía
su curso y se negaba a invertir su empeño. ¡No detendría su marcha jamás!...
Seguiría su camino sin distracciones ni rendición.
Mientras tanto seguía su vida, con la ambición
puesta en la perpetuidad como si su “valioso bien” no se acabara. No era
consciente del dolor inútil que estaba causando, ni de la alegría necia que
mostraba en sus hueras conversaciones, o de su perseguida codicia que tanta
zozobra le producía. ¡Qué necedad la suya, qué condición!
¿Querer aplazar los buenos propósitos? ¡Hasta
cuando! ¿Acaso no percibes que la vida discurre tan rápida que te deja plantado
en los propios preparativos? ¡No amigo, no aplaces el vivir para cuando hay
que dejar la existencia!. Dime, ¿Cuántos días has vivido cómo querías? ¿A cuántos
de los que te rodean les has dicho lo que sentías y cuánto los querías? …
No te robes más tiempo, no lo malgastes, no lo
disipes. Aprende a vivir y no mueras de forma prematura. Es éste, el tiempo, el
que se burla de todo el que busca descifrar sus misterios. Pero el tiempo amigo
mío, al igual que las mareas, no espera a nadie. Y, ¿todavía quieres retrasar
el reloj? Cómo si ello contuviese tu ira, o como si ese tiempo te permitiera
revivir momentos maravillosos, o enmendar errores cometidos. ¡Te equivocas
amigo!. La vida seguirá su curso y ahora es el momento de expresar tus
sentimientos a los que quieres. Hazlo antes que la vida te plante…