Dedicado a todas las personas que como ella han sufrido o sufren la enfermedad del olvido.
"In loving memory of all those who like her are
suffering or suffered the "oblivion" illness".
Camina con pasos lentos. Sin rumbo fijo tambalea su
débil figura, que ni por un asomo se parecía a la airosa que en tiempos lució.
Cómo hacía ya algún tiempo, habitaba y deambulaba por el hogar -¿A dónde vas
ruiseñor?- Ella prestó oído y contestando dijo: - Al horno, voy con mi amiga.
Su padre nos espera, está a punto de sacar una hornada de pan y quiere que le
ayudemos. Nos dará a probar en cuanto se enfríe.-
Sumida en sus pensamientos hizo, que por momentos y
como en otras ocasiones, el pasado se convirtiera en presente. –Espera -
y por un instante la voz hizo que sus pensamientos volvieran a la
realidad, se sintió vieja y abatida... pero sin duda, no tardaría en
sucumbir de nuevo en sus realidades pasadas. Efectivamente, sus
pensamientos volvieron al pasado. Allí, con la mirada perdida en sus adentros,
con su mente y horizonte difuminados, se encontró rodeada por algunos de
los que compartieron y acompañaron su juventud, y su vida... – Pon la mesa,
viene mi tío a comer con nosotras, el gazpachuelo es su plato favorito, vendrá
en bicicleta, ya la tiene arreglada. –
Por último, alzó su mano que vagó temblorosa señalando hacia el
armario, y gritando dijo; - Me pondré el vestido ocre y la pamela a juego,
estoy muy guapa con ellos.- Sus emociones, como todo en su cerebro,
esperaban lentamente. La escena parecía evocar un pasado feliz que ella hacía
presente. Estaba emocionada y lo mismo reía que lloraba. La mujer
abandonó su tristeza, sus ojos se llenaron de dulzura, de generosidad, de amor.
El gran amor que sentía. – ¡Mira!, es él, está ahí, viene a verme; es mi novio,
Manolo – Asombrada como si reviviera ese presente y no el pretérito,
siguió recordando los días de su juventud, hasta agotar por instantes, su
agitada respiración, que la mantenía aferrada a la vida.
Sin duda que no tardaría mucho en rendirse, y aunque la
vida le había otorgado la oportunidad de ser. La mujer estaba terminando su
cometido. – Si éste es mi final, - dijo con lágrimas en los ojos, - que así
sea. Mi momento está cerca. Pronto me iré de este mundo, aún así, las estrellas
seguirán brillando en la noche y otro día nuevo amanecerá...como siempre.-
- Me voy, pero antes, ven, acércate niña y dime,
¿quién soy yo? – sería la última vez que escuchaba su debilitada voz - y enlazando sus manos junto a las mías contesté: - Tú eres un ser
cercano, bondadoso; desgastada por el dolor y el sufrimiento, ¿no
te acuerdas ruiseñor? ... eres mi madre, y yo tu hija...- Su rostro se
iluminó con una sonrisa, y sonó un último respiro que dio paso al silencio.
Ardilla