martes, 15 de julio de 2014

Soy la fuente de tu vida


                                       


                                    I am the source of your life, ¡let me flow!
                                                         ¡dejadme fluir!

Cuando fluyo siempre soy transparente. Cuando salto siempre lo hago con fuerza. ¡Yo no entiendo de tiempo, ni tampoco de fronteras!. No me contamines y me verás cristalina. Pon atención a mi paso y sentirás mi música. Admira como fluyo y sentirás la libertad.
¡Dejadme manar y no os faltará la vida!


                                                                               Ardilla
MANADERO                            



ENÉRGICA  

SÍMBOLO
ELEGANTE











SOLEMNE

FORTALEZA

ATREVIDA

VENERABLE

INSÍPIDA


VALIENTE
VIGOROSA

SALVAJE
BRAVÍA
FRESCA

PRINCIPIO













PUREZA

LUZ












FUENTE













RESPLANDOR

REQUIEBRO











FLUENCIA













ORIGEN

SOLEMNE












SUBLIME










MÚSICA

















COLOR



¡SOY LA ESENCIA DE LA VIDA!
                                                                                                               "Ardilla"



La dualidad Humana

                                             
                          "Human duality"



Cuando nuestra razón discrepa de los sentimientos creamos un verdadero conflicto. La lucha con nuestros dos”yo” es una complejidad que habita en nosotros, de ahí que “nuestra realidad” se bifronte.
Por un lado la razón nos propone y explica sus argumentos y nos presenta  su héroe o abanderado que no es otro que el “ego". Por otro lado, contrario a la razón, afloran los sentimientos, ofreciéndonos  como paladín el tan mal interpretado Amor: del que no queda más que un concepto vacío de contenido.
Esta dualidad de conocimientos nos invita, en el mejor de los casos, a tomar conciencia de la situación, despertar y actuar de forma coherente y equilibrada, a sabiendas de que el azar no ejerce su fuerza como pensábamos, sino que son los acontecimientos y circunstancias personales los que van dotando de “sentido”a la vida de cada cual.
 No olvidemos que la vida es un regalo y en nosotros está la ardua tarea de  hacerla, de fabricarla, de tejerla e ir construyendo nuestro propio proyecto. Un proyecto que ha de ser coherente y equilibrado ya que ahí radica la grandeza del ser humano. Pero no siempre es así.
Hay situaciones en las que se antepone la razón, olvidando, separando su conexión con los sentimientos y generando, una gran batalla interna liderada por el ego. Ante ésta dicotomía el ser humano empieza a buscar culpables. Se siente con miedo y atacado. Es tal el abandono, la carencia y la incoherencia emocional que sufre; que se plantea, como solución, cambiar situaciones personas y cosas. Cuando realmente lo que necesita es acallar los miedos que llevan implícito  el ego.
Mientras estamos dominados por ese otro “yo” somos capaces de vislumbrar culpables en nuestro entorno; enjuiciando y juzgando situaciones y personas cuando nos percatamos que actuan según su libre albedrío. Nuestro ego es dañado, y se siente molesto por lo que sigue enjuiciando y reprochando de “egoistas” a situaciones y personas. Quizá porque juzgamos lo que no entendemos, o quizá porque proyectamos en los demás, aquella parte de cada cual que no nos gusta de nosotros mismos. Mientras tanto razonamos y justificamos acciones propias como verdades absolutas. Engañamos a los demás, y lo más absurdo de todo; nos engañamos a nosotros mismo haciendo lo que no deseamos hacer y creando un conflicto interno.
 Entonces ¿dónde está el agresor? si nos asalta nuestro ego y éste mantiene una disputa con nuestra paz interior. ¿Dónde está el conflicto que debemos resolver? Si la pugna generada es interna y dual entre nuestro pensamiento y nuestros sentimientos.
 Somos creadores de nuestras vidas, no impostores. Con cada elección que tomamos vamos trazando nuestro camino y éste debería conducirnos a la coherencia al equilibrio y a desarrollar, ademas del pensamiento, todo nuestro potencial interno. Abrámonos al mundo y a los demás; no quedemos atrapados sólo por la razón y la imposición. Dejemos fluir también el querer y los sentimientos. De lo contrario, podemos permanecer en continua crisis interna y acabar siendo y actuando como otros pretenden, excluyendo así, de nuestras vidas, la posibilidad de experimentar otra realidad.

                                                                                    Ardilla


Texto: Ardilla
Foto: Internet










domingo, 13 de julio de 2014

Me hubiera gustado ser un niño.




                                   I Would have liked to be a child.

                               

Su rostro mantenía la expresión del miedo, aun así sonreía, y al sonreír, sus ojos se volvían tan pequeños que parecían desaparecer entre los pliegues de su piel de bronce. Mientras tanto yo apenas si hablé y durante largo tiempo me limité a escuchar su lamento que me hizo estremecer y reflexionar en silencio.
“¿Hay alguien ahí?... – gritaba - Tengo sólo nueve años… ¿me escucha?... ¡sólo nueve años!  Ahí arriba me llaman niño y quizá todavía me esperen… Me gustaría ser uno de ellos, aunque me parece haber vivido muchísimo. No sé qué delito cometí, quizá el haber nacido pobre, en un mundo de miseria. Claro…  y éste es mi castigo.
Me asomo a la oscuridad  como si ésta me perteneciera y ¿sabe lo que me digo?...  Esto no es lugar para un niño… ¡Sacadme de esta noche oscura, sin luna y sin estrellas!
 No soy un despojo humano, soy  víctima de una  infancia presa. Viajad a la sombra conmigo; picad, las entrañas de la tierra… Negro polvo, una mecha, cargadores y peonetas… Aquí abajo tengo miedo, siento frío y mi cuerpo se estremece entre las tinieblas. ¡Sacadme de la noche oscura, del corazón de la tierra!
Aquí abajo nadie me espera salvo la muerte pero… ¡No dejaré que me venza! Sigo tenaz en mi lucha; tengo sólo nueve años ¡libradme de mi pobreza! así podré percibir  la fragancia de la tierra. Nunca he estado allí, pero ¡dicen que es muy bella!. La oscuridad no me permite disfrutar como debiera del “brillante amanecer”; aire, luz, agua, cielo… Sólo tengo nueve años… me hubiera gustado ser niño; ¡Libradme de esta miseria!”
                                                                                                                        Ardilla

                                                      
                                                     
“Edgar” la historia viva de un niño sin infancia que trabaja en la mina. El drama de los más de 200 millones de niños trabajadores que hay repartidos por el mundo. Edgar es  sólo un ejemplo de ellos. 
La historia se repite y parece ser que, al respecto, las organizaciones no son eficaces ni suficientes para erradicar la situación. Para algunos el trabajo infantil forma parte del orden natural de las cosas. Las familias en zonas deprimidas y con situaciones precarias,  necesitan para su supervivencia, que el menor trabaje. Su sociedad construye para el niño lo que tiene que realizar, y aquí la idea es que los patrones culturales justifican el trabajo de menores, porque los recursos de las familias son insuficientes; luego la educación queda por debajo de mínimos.
El relato de Edgar se desarrolla en una mina artesanal del Perú un vasto espacio de desbordante naturaleza, rico en minerales; que alberga el lago más alto del mundo, las míticas fuentes del amazonas y como no, las incomparables ruinas de Machu Pichu. Un país con una historia encomiable y grandiosa. Confluencia de grandes culturas y cuna de una de las más sobresalientes civilizaciones, llenas de mitos y leyendas como fue el  Imperio Inca.
Éste extenso Imperio tuvo, en un tiempo, otras actividades además de la minería, como la agricultura, hoy desaparecida.  El vasto Imperio proporcionó a sus colonizadores  españoles,  la explotación y exportación de sus recursos naturales, que serían la base de la organización política y social de los territorios conquistados. Con los recursos minerales, oro y plata,  en nuestras manos, creamos un monopolio cuyos beneficios iban a parar a la metrópoli. Anhelábamos sintetizar lo autóctono con las nuevas aportaciones.  Creamos desajustes y  fronteras; condicionamos la vida de los indígenas, reduciendo su determinación y su población. España intentó, en el Nuevo Mundo, organizar un modelo de sociedad que siguiese el mismo esquema de la metrópoli, pero el resultado fue bien distinto. Se creó una estructura política y administrativa discriminatoria para los distintos grupos étnicos. Los nativos, sin distinción de edad; por ejemplo los niños, fueron utilizados como mano de obra abundante y barata, forzados a trabajar en minas entre otros trabajos; originando así el amargo sabor del miedo, el resentimiento, la miseria y con ella la exclusión social.  Fue la gran empresa del Nuevo Mundo. No reparamos en los daños colaterales y se impidió el ascenso social de las minorías criollas, dejando así dos herencias.  Una para las familias indígenas o excluidas y otra para el resto de la humanidad; que utilizó el oro y la plata como mecanismo controlador de la economía, como medio de pago y enriquecimiento.
Todavía no nos hemos enterado de que la infancia, por su falta de madurez física y mental, tiene “derecho a cuidados especiales”, como así lo manifiesta la  Convención para los Derechos del Niño del 2 de Septiembre de 1990. Los “Estados partes” y las familias, tomarán las medidas oportunas para hacer efectivos los compromisos aprobados. Entre ellos: “asegurar la protección contra toda forma de explotación o trabajo peligroso”. 
Edgar, como otros tantos niños huérfanos de derechos, participa en trabajos “hondamente” peligrosos. Su pequeña complexión le permite transitar y llegar hasta los estrechos habitáculos donde un adulto no cabría. Perfora socavones con cinceles, prepara explosivos, portea a sus espaldas la roca hacia el exterior, para la posterior extracción del mineral. A veces, participa en la molienda y amalgamación del mineral con el mercurio. A cambio recibe unas cuantas monedas, además de  los correspondientes dolores de espalda, rodillas, o afecciones pulmonares, producidas éstas, por inhalación de gases o sustancias tóxicas.
Como decía Juvenal    "El niño es acreedor al máximo respeto"  

                                                                                                                                       Ardilla


                                             




                                             Todas las imágenes han sido tomadas de Internet
 




viernes, 28 de marzo de 2014

Captar el mensaje en imágenes



                                               Get the message in pictures

La comunicación es mucho más complicada que cualquier otra forma de transferencia de información  porque juega con  multiplicidad de códigos, mensajes y contextos. Entre las funciones esenciales del lenguaje está la de desear que la comunicación llegue y atraiga la atención del receptor. Una de las formas de proyectar el mensaje es a través de imágenes, cuya  expresión y lenguaje nos revela la interpretación y significado de un contenido que deseamos atrapar y/o transmitir.

Soy aficionada a la fotografía y creo que es un medio por el cual  se puede transferir la realidad de un instante, aunque sólo sea una ilusión. ¿Quién no ha percibido sensaciones o recuerdos delante de una fotografía? o, ¿Quién no se ha conmovido y ha querido atrapar instantes del tiempo? Es la magia de inmortalizar el momento, que nos permite captar la belleza de la naturaleza y de las cosas, además de enseñarnos a comunicar, mediante un código diferente a la palabra. Es la manera de transmitir mensajes a través de imágenes. La fotografía es un “atrapa instantes” que se puede convertir en el íntimo acompañante de viaje o en el diario ilustrado de nuestras vidas.

Y para muestra de ello he querido compartir, aprovechando el inicio de la primavera, otra mirada y otra percepción de mi tierra; “Andalucía”. Un “vasto” territorio enmarcado en una diversidad geográfica de veintitresmil setecientos nueve Kilómetros cuadrados, fruto de un dilatado proceso evolutivo. Abierta a dos mares y dos continentes, "Andalucía" se convierte en encrucijada de ricas culturas que fundiéndose entre ellas, dieron lugar a un crisol de sabidurías, haciendo de ésta una región heterogénea con fuertes contrastes; conocedora de desarrollos históricos, rico patrimonio humano y cultural que nada tiene que ver con la proyección de tópicos acuñados por viajeros románticos, y difundida durante largo tiempo por la literatura, el cine y la propaganda turística. 
 Aquí os dejo mi mensaje con sabor andaluz.                    
                                                                                                          Ardilla

Ardilla
Ardilla



Ardilla


Ardilla
Ardilla
Ardilla
Ardilla
Ardilla


Ardilla


Ardilla
                  
Ardilla
Ardilla


Ardilla


Ardilla
Ardilla
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Ardilla



Ardilla
                                                               
Ardilla


Ardilla
Ardilla