Murillo y su ciudad
El gran creador de las Inmaculadas. El Pintor de la gracia femenina e infantil, de la delicadeza. El intérprete que cultivó el género realista en sus lienzos. El artista que reunió en sus obras lo sencillo, lo natural y lo amable de una ciudad de contrastes dentro de una España en decadencia. "La Roma triunfante, la perla del Guadalquivir, la puerta de las Indias: La Babilonia" pasó de ser una población de opulencia, grandeza y alegría, a una ciudad en crisis, donde los acontecimientos adversos como la corrupción que se había extendido por toda la población, y la peste o las inundaciones, terminaron con la bonanza económica de la ciudad.
Sevilla, como decía Cervantes, se convirtió en "el amparo de los pobres y refugio de desechados". A la vista del inminente peligro de derrumbe social que se advertía en toda la ciudad, la población se agarró con fuerza al Dios de la vida y la muerte. Mostrando sus sentimientos religiosos en una profunda advocación a la Inmaculada. Muchas órdenes religiosas se establecieron en la capital bética sumándose así a las ya existentes desde tiempos de la reconquista. La Sevilla lujuriosa se convirtió en un "inmenso templo" dedicado a la "espiritualidad" y "pureza". Conventos, monasterios, altares y retablos fueron poblados con el símbolo de la concepción. Los mejores artistas del campo de las letras y las artes contribuyeron con sus deslumbrantes obras a reflejar las circunstancias del tiempo que les tocó vivir.
Murillo, gloria de España y Sevilla, pintó lienzos y colaboró con el afán concepcionista creando un tipo iconográfico a través de sus Inmaculadas y temas religiosos. Fue un excelente paisajista. Se le daba bien el retrato, pero sobre todo fue el pintor de los "niños": celestiales y terrenales. Convirtió a sus hijos fallecidos en ángeles junto a sus Inmaculadas.
En sus obras huye del tremendismo de las Postrimerías y de la violencia hiriente de la época para mostrarnos, entre otras cosas, la cara más "amable" del costumbrismo sevillano. Rincones y escenas de la calle. Rostros y gestos de pícaros niños anónimos harapientos, semidesnudos, desvalidos, pero siempre risueños a los que plasma con gran técnica y ternura. Son los ángeles de la tierra que comen uvas y melón, que juegan a los dados. El nieto que se deja despiojar por su abuela mientras come un trozo de pan y juega con el perro. Aquel otro que se espulga y se alimenta sentado al lado de algunas sobras de los ricos. Los azacanes del cántaro.
Sus temas de gran fuerza pictórica y social son conocidos y recreados en estampas, cajas de dulces y otros objetos.
Desde este humilde rincón mi pequeño homenaje al Murillo: maestro y artista de la infancia. Creador de la primera academia de Bellas Artes que hubo en la ciudad de Sevilla, privilegiado y reconocido en vida como pocos artistas. Lástima que parte de su legado pictórico, de gran magnitud, se encuentre repartido por las mejores pinacotecas del mundo. Fue un profeta en su tierra, a mi entender algo olvidado, que como bien dice E. Díaz: "Miró a la tierra para contemplar el cielo".
@rdilla
Las imágenes han sido tomadas de Internet.
Sevilla, como decía Cervantes, se convirtió en "el amparo de los pobres y refugio de desechados". A la vista del inminente peligro de derrumbe social que se advertía en toda la ciudad, la población se agarró con fuerza al Dios de la vida y la muerte. Mostrando sus sentimientos religiosos en una profunda advocación a la Inmaculada. Muchas órdenes religiosas se establecieron en la capital bética sumándose así a las ya existentes desde tiempos de la reconquista. La Sevilla lujuriosa se convirtió en un "inmenso templo" dedicado a la "espiritualidad" y "pureza". Conventos, monasterios, altares y retablos fueron poblados con el símbolo de la concepción. Los mejores artistas del campo de las letras y las artes contribuyeron con sus deslumbrantes obras a reflejar las circunstancias del tiempo que les tocó vivir.
Murillo, gloria de España y Sevilla, pintó lienzos y colaboró con el afán concepcionista creando un tipo iconográfico a través de sus Inmaculadas y temas religiosos. Fue un excelente paisajista. Se le daba bien el retrato, pero sobre todo fue el pintor de los "niños": celestiales y terrenales. Convirtió a sus hijos fallecidos en ángeles junto a sus Inmaculadas.
En sus obras huye del tremendismo de las Postrimerías y de la violencia hiriente de la época para mostrarnos, entre otras cosas, la cara más "amable" del costumbrismo sevillano. Rincones y escenas de la calle. Rostros y gestos de pícaros niños anónimos harapientos, semidesnudos, desvalidos, pero siempre risueños a los que plasma con gran técnica y ternura. Son los ángeles de la tierra que comen uvas y melón, que juegan a los dados. El nieto que se deja despiojar por su abuela mientras come un trozo de pan y juega con el perro. Aquel otro que se espulga y se alimenta sentado al lado de algunas sobras de los ricos. Los azacanes del cántaro.
Sus temas de gran fuerza pictórica y social son conocidos y recreados en estampas, cajas de dulces y otros objetos.
Desde este humilde rincón mi pequeño homenaje al Murillo: maestro y artista de la infancia. Creador de la primera academia de Bellas Artes que hubo en la ciudad de Sevilla, privilegiado y reconocido en vida como pocos artistas. Lástima que parte de su legado pictórico, de gran magnitud, se encuentre repartido por las mejores pinacotecas del mundo. Fue un profeta en su tierra, a mi entender algo olvidado, que como bien dice E. Díaz: "Miró a la tierra para contemplar el cielo".
@rdilla
Niños comiendo uvas y melón 1650
Óleo sobre lienzo, 145x103 cm
Alte Pinakothek, Munich
Abuela desparasitando al niño 1670-75
Óleo sobre lienzo, 148x75
Alte Pinakothek, Munich
Niño espulgándose 1645-50
Óleo sobre lienzo, 100x134 cm
Museo del Louvre, París
Las imágenes han sido tomadas de Internet.
Me alegra ver como defiendes a Murillo cuya obra está entre nosotros y creo que será difícil que la soslayen el paso de los años, el arte no muere y éste es un artista que está a la altura de los mejores.
ResponderEliminarMe has dejado un comentario hoy y me has sorprendido porque no es fácil tener comentarios tuyos, creo que debes estar muy ocupada, que puede ser falta de tiempo, y lo siento porque de comentarios inteligentes está necesitada la globosfera.
Que la paz y la felicidad acompañen tu caminar en 2019 y yo quedo con la esperanza de que publiques con más frecuencia tus interesantes temas.
Te agradezco tus palabras. Llevo dos años bastante comprimidos. Muchos acontecimientos que han llenado mi vida de experiencias y momentos muy especiales en todos los sentidos. Ello me ha restado tiempo de andar blogueando como me hubiera gustado. Como bien dices cuando visito un blog lo hago con el corazón y pongo todo el sentimiento, sino no lo hago. Espero poder publicar todo lo que tengo guardado y tenerte como hasta ahora a mi lado porque será un gran pacer.
ResponderEliminarTe deseo lo mejor para ti y los tuyos. Abrazos.
Pues como no suelo mirar la lista de lectura, no me había dado cuenta que había publicado. Y como al intentar entrar en su blog desde su perfil, por el comentario que hizo en el mío, no pude llegar por esta inactivo, pensé que lo había cerrado. Pero no, he visto, en la lista de lectura, y menos mal que me hice seguidor suyo hace poco, que tenía nuevos comentarios.
ResponderEliminarEl año pasado fue el cuarto centenario del nacimiento de Murillo, que pintó como pocos, usted lo dice, las Inmaculadas, y también los niños, aunque he de reconocer que hablando de Inmaculadas la de Ribera, tan dado al tenebrismo, que hay en la Iglesia de la Purísima de Salamanca es de una luminosidad y belleza deslumbrante.
No he leído la novela de la que habla, pero sí puedo decir que Rosa Chacel tiene fama y premios más que suficientes para ser considerada como una gran autora; y teniendo en cuenta que perteneció a la generación del 27, su reconocimiento ha debido ser más costoso de conseguir por ser mujer.
Me gustan sus artículos, así que incluiré su blog en mi lista, y tener noticia de sus publicaciones.
Saludos.
El blog ha estado algún tiempo mas abandonado de lo que me hubiera gustado. Espero ser más constante una vez superada la etapa.
ResponderEliminarMe falta mucho por descubrir de aquellas mujeres valientes escritoras, pero siempre que llegue a mis manos una obra de ellas, la compartiré.
Saludos y gracias.